viernes, 11 de diciembre de 2009

Aldaz Reyes Phenèlope

UNIÓN DE CONOCIMIENTOS, UNA MISMA LEY
Ensayo de Neurohumanidades

Las Neurohumanidades son un área de investigación transdisciplinaria que une el conocimiento de las ciencias exactas y el de las ciencias sociales con la finalidad de obtener un solo conocimiento que ayude a explicar y entender fenómenos o aconteceres de la vida diaria.
Se trata de una investigación transdisciplinaria porque es la combinación de conocimientos de la biología con la economía, el arte, entre otras. Es estudiar al individuo, en específico las reacciones del cerebro y concluir en un nuevo conocimiento producto del conocimiento de la biología y las humanidades.

Las neurohumanidades tienen como base principal reacciones cerebrales ante diversos estímulos, ya sea de índole estético, comercial, cultural, económico e incluso sexual.

Dichas reacciones cerebrales se pueden observar gracias a la obtención de imágenes cerebrales, mismas que se obtienen de “tomografía por emisión de positrones (antipartículas correspondientes al electrón. Parte de la antimateria)”[1], según refiere el profesor Francisco Gomez-Mont Ávalos.
Gracias a la obtención de tomografías que permiten observar las zonas cerebrales que se activan ante algún estímulo específico, es que las neurohumanidades han logrado brindar nuevas aportaciones para la investigación científico-social.
Las neurohumanidades se inician con afinidad a la teoría de las neuronas en espejo, la que el psicólogo cognitivo V. S. Ramachandran, Director del Centro para el Cerebro y la Cognición en California, E.U.A, considera “será para la psicología lo que el código genético para la biología”.[2]
En México este campo de estudio no tiene mucho tiempo de haber iniciado investigaciones. Fue hasta 2006 que se dio inicio con el Coloquio Internacional de Neurohumanidades, organizado por la Universidad Iberoamericana en coordinación con la Universidad Nacional Autónoma de México.
Ambas universidades han juntado esfuerzos para llevar a cabo una serie de conferencias en las que profesores e investigadores, nacionales e internacionales comparten sus experiencias al haberse sumergido en el mundo de las neurohumanidades.
Gracias a las neurohumanidades es que han surgido diversas ramas de investigación, el neuromarketing, neuroidentidades, neurobelleza, neuropalíndromos, neuroeconomía, neuroarte, neuroderecho, neurodiseño y el Neurosexo, son tan sólo algunos ejemplos.

Neuromarketing
Durante el ciclo Neurohumanidades (2009) el Doctor Phillipp Hillenbrad estuvo a cargo de la conferencia Neuromarketing, en la cual resaltó la importancia de las aportaciones que el estudio del cerebro y sus reacciones han brindado a la mercadotecnia.
Hoy en día, la mercadotecnia “tiene que entender al consumidor” y quién lo entiende gana. De ahí la importancia de concebir al consumidor desde lo que piensa y no sólo desde su forma de actuar en el momento de realizar una compra.
Según el Doctor Hillenbrad, “90 por ciento de los lanzamientos fracasan en el mercado a pesar de las investigaciones de mercado”, debido a la falta de análisis del consumidor.
Y son precisamente las neurociencias quienes brindan la oportunidad de conocer analizar y explicar, dónde y cómo es que se originan las respuestas del consumidor. Si la mercadotecnia se basara en este tipo de investigaciones los lanzamientos de nuevos productos tendrían mejores resultados.
Phillipp Hillenbrad explicó que a lo largo del día confrontamos once millones de estímulos sensoriales, por lo cual en todo momento realizamos un proceso de selección.
Para ello en el cerebro se activan dos circuitos: el irreflexivo, relacionado con lo emocional, es automatizado, rápido y con poco control cognitivo; el reflexivo, consciente, racional, lento y con control cognitivo.
Así, una vez que una empresa logra conocer el área reflexiva y emocional, y el área reflectiva y consiente de una persona puede lograr que el consumidor adquiera sus productos e incluso aquellos que no necesita.
El Doctor Hillenbrad, también agregó que si bien se trata de un estudio costoso (alrededor de 50 mil pesos), en un futuro estará al alcance de más empresas.
Y que aún cuando hoy en día no puedan tener acceso a éste es importante que no olviden que con las neurociencias se puede lograr una mejor creación de productos.

Neuroidentidades
La psicóloga Cimenna Chao Rebolledo también formo parte del grupo de exponentes dentro del ciclo Neurohumanidades (2009), con sede en esa ocasión, en el Auditorio Ricardo Flores Magón de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (UNAM).
La investigadora enfocada en los estudios cognitivos, definió identidad como “aquello que nos define como iguales o diferentes de otros”. Aquello que nos hace distintos pero a la vez iguales del resto de las personas.
Un aspecto muy importante dentro de las neuroidentidades y el proceso cognitivo es el factor cultural.
El contexto cultural afectará entonces el proceso cognitivo […] indirectamente, al conducir la atención a distintas partes del entorno y directamente, al favorecer cierto tipo de patrones de organización social sobre otros y al privilegiar el uso de ciertas herramientas cognitivas.[3]
El desarrollo de una identidad y por ende de una neuroidentidad trae consigo la conformación de rasgos propios del individuo, aún cuando la información que llega al cerebro este mediada por la variación cultural.
El cerebro humano procesa como ya se hizo referencia anteriormente una gran variedad y cantidad de información y con base en ello creo patrones sensoriales con sus respectivas deficiencias, porque aún cuando la información recibida es enorme no es la totalidad.
La identidad además, depende de las condiciones de percepción occidentales que hacen referencia al primer plano de la percepción y, de las condiciones de percepción orientales, que tienen preferencia por los panoramas.
De ahí que la identidad dependa de condiciones de percepción, en tanto que el entorno cultural adapta al cerebro para el procesamiento de la información de manera directa e indirecta.
La neuroidentidad entreteje procesos de percepción, culturales e individuales de tal manera que todos estos se complementan hasta elaborar información precisa, misma que lleva a la formación de la identidad.
La psicóloga en su texto “Cultura y Cognición” hace referencia a recientes investigaciones en neurociencias en las que se han encontrado grupos celulares especializados en procesos de aprendizaje social.
El hecho de que estos sitios corticales estés asociados al procesamiento del lenguaje, las emociones y la empatía, podría ser indicativo de la estrecha relación que guarda el funcionamiento cerebral individual con la acción recíproca que subyace al entorno colectivo de cerebros donde se sitúan los procesos cognitivos culturales.[4]
Toda esta unión de variables explica cómo es que el ser humano se constituye como individuo e integrante de un grupo colectivo llamado sociedad. Así entonces, el cerebro también forma parte de una colectividad de cerebros.

Neurosexo
Sin duda el amor y el sexo son dos temas que no pueden quedar fuera del estudio de las neurohumanidades, sobre ello se han escrito algunos artículos y entre quienes se han dedicado al estudio de esta área se encuentra la profesora María Luisa Castro Sariñana.
Para ella, es la conciencia misma quien une al erotismo con lo sagrado y el amor, estado en el que se llega a una conciencia profunda de unidad, del ser que ama y el ser amado.
En la vida, lo que sin duda “marca al individuo son las experiencias amorosas y la sensación de protección” que se experimenta cuando una persona se encuentra en el centro de una relación afectiva.
En ese momento se adquiere “conciencia amorosa”. Y cuando hay conciencia amorosa, según la profesora, “hay sensación de protección, no hay miedo y hay gozo”. ¿Y cómo es que se adquiere dicha conciencia?, una vez que el individuo se entrega a la acción, al momento.
Contrario a dicho estado se encuentra el momento en que el individuo experimenta dolor. “El sufrimiento tiene que ver con un estado de conciencia en el que no se experimenta amor”.
Por ello es que según Castro Sariñana la misión de todo ser consciente es “dejar una huella amorosa en el orden cósmico universal” y ser “receptáculo del amor”. Dar amor y recibir amor.
Pero más allá del propio sentimiento de amor que se experimenta una vez que dos seres deciden unirse y alcanzar dicha conciencia se encuentra el sentido carnal, la necesidad de satisfacer y ser satisfecho.
El sexo en ocasiones se acompaña del amor. Ambos trabajan en conjunto con el cerebro para llevar a cabo diversas reacciones que van desde lo emocional a lo físico. Y son precisamente estas reacciones las que se ven reflejadas en el actuar del cerebro.
El orgasmo, por ejemplo, es parte de esas reacciones que no sólo se manifiestan en el cuerpo de manera externa sino que también se puede observar a través de las imágenes cerebrales.
El orgasmo, según Kinsey, es una “descarga explosiva de tensiones musculares en el apogeo de la respuesta sexual”,[5] que además activa zonas neuronales específicas.
Por lo general y en condiciones normales, el orgasmo se produce por estimulación genital, sin embargo, en algunas ocasiones y sobre todo en mujeres, se puede experimentar por la estimulación de regiones no genitales. Por ejemplo, con el simple hecho de ver escenas eróticas.
El orgasmo que es inducido por este tipo de estimulación, al igual que el orgasmo por estimulación sexual, presenta aumento de la presión arterial y cardiaca, así como cambios en el tono muscular cerebral.[6]
Durante el orgasmo, se activa el cerebelo y se correlaciona con los cambios musculares, se presenta aumento en la actividad de ciertos núcleos cerebrales y algunos sistemas, también logran activarse.

Con los ejemplos anteriores tan sólo quedan descritos algunas de las aportaciones que las neurohumanidades han brindado a la comunidad científica, a los estudiosos de las humanidades y a la gente en general.
Esta nueva forma de concebir al ser humano, de analizarlo, conocerlo y comprenderlo, es una oportunidad no sólo para mejorar el entorno en que se desarrolla sino también para mejorar su calidad de vida en el presente y en los años consiguientes.
Las neurohumanidades, apenas comienzan en el largo andar del camino de la investigación sin con la plena convicción de llevar por bandera a la ética. Aún guardan un futuro prominente, con obstáculos y su equivalente en satisfacciones.
Pero sin duda no se puede olvidar, que más allá de los avances científico-tecnológicos que se logren gracias a la unión de conocimientos, “el cerebro obedece las leyes del genoma, el genoma cristaliza las leyes de la cultura y la cultura obedece las leyes del cerebro”[7].



[1] Francisco Gómez-Mont Ávalos, “Neurohumanidades”, México, Conacyt, enero, 2007, pág. 33
[2] Ibidem.
[3] Cimenna Chao Rebolledo , “Cultura y Cognición”, México, Conacyt, enero, 2007, pág. 41
[4] Cimenna Chao Rebolledo, op. cit., pág. 41.
[5] “Sexualidad”, Revista de la Academia Mexicana de Ciencias, núm. 2, vol. 60, México, abril-junio, 2009.
[6] Ibidem.
[7] Francisco Gómez-Mont Ávalos, op. cit., pág. 36

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